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De la torre más alta



Se venían observando desde hacía un tiempo.


Ella primero lo había mirado con un larga vistas desde la torre más alta, después de un tiempo fue cobrando coraje y de a poco fue bajando algunos puentes.


Un día soleado se zambulló descalza en sus pupilas, parecía un mar tranquilo, con sus mareas, altas y bajas…Buceando descubrió barcos hundidos y en el fondo, encerrada, una resplandeciente perla, parecía…


Dejó que explorara las suyas (sus pupilas). Estaba convencida de que Él podría encontrar un vasto territorio de tierra fértil, lleno de encantos y maravillas…


Una noche de luna, intercambiaron espejos. Entonces fue que Ella decidió reinaugurar paisajes olvidados. Y Él también. Hubo suelta de pájaros, una orquesta de peces…Y al final, miles de fuegos artificiales iluminaron el firmamento.


Ella, exultante, agradecida, exhausta, metió la mano en su pecho (el de Ella) y sacó una llavecita preciosa, brillante, nuevecita y… con una mezcla de miedo y osadía se la entregó.


Él la tomo con la punta de los dedos (a la llave), la apoyo suavemente en la palma de su mano izquierda y por un instante, uno solo, la miró (a Ella), como si fuera la flor elegida de un jardín de ensueño.


De pronto, como en un cuento, la llave se encendió como una brasa. Como se espera que suceda en esos casos, Él la soltó (a la llave-brasa) y salió corriendo.


Ella se quedó parada sobre el barro, mirándolo alejarse, sin pupilas, sin llave, sin palabras…

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