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Verte bailar



Hacía días que venía dándole vueltas al asunto, no lograba concentrarme en nada, lo intentaba una y otra vez; y aun así, no lo conseguía ¿Qué sentido tenía la vida cuando una había perdido toda esperanza? Sabía que no era el primer ser humano con problemas en este mundo, pero los míos habían sido muy graves.

Entonces, ¿valía la pena seguir, intentando otra vez para arriesgarme a vivir y seguir sufriendo? Como ya había dicho, no quedaba una cuota de fe en mi.

Del último evento desafortunado, por decirlo de alguna manera, ya habían pasado unas semanas y yo no había logrado salir de la cama desde entonces. El destino se había encargado de dejarme sola con mis abuelos. Esos viejos eran la única luz que me alentaba a despertarme cada mañana. Sin ellos y sus esfuerzos por verme bien, no hubiese podido llegar hasta aquí. Cada tanto olvidaba que ellos también habían sufrido lo mismo, o más que yo.

Últimamente mi cabeza había estado barajando una opción que no me gustaba demasiado, pero era la única en la que podía pensar. Soy cobarde, eso ya lo sé. Pero no soy mala, juro que no soy mala, sólo soy una persona a la que le han pasado cosas terribles y que ha sufrido, mucho.

Sin nada bueno en qué pensar ni esperar, comencé a estudiar los posibles cómo y cuándo... ya me había decidido a hacerlo...

Esa mañana, por alguna razón había resuelto finalmente levantarme, no había un motivo particular, simplemente me había levantado. Mis abuelos estaban en plenas funciones correspondientes al horario matutino. La abuela en la cocina preparando el almuerzo. El abuelo sentado en su sillón favorito en el patio, rodeado de plantas verdes; había terminado de darle de comer a los canarios.

No sé que día era, el aroma al tuco invadía el ambiente de la casa, mi panza crujía; era un día primaveral, había sol (demasiado para mi gusto), y la temperatura era muy cálida, no hacía calor, pero tampoco frío.

Mi visión era triste, tenía el pijama adherido al cuerpo, el pelo revuelto y ojeras por tanto dormir; de tanto pensar. Me dio vergüenza verme en ese estado y no quise perturbar ese clima tan dominical que ellos tenían. Sin encender las luces me quedé en el comedor, sentada frente al equipo de música. A oscuras puse unos de mis cd favoritos, hacía mucho que no escuchaba nada de nada. Sin advertir el volumen, comenzó a sonar a todo color "In the mood" por Oscar Aleman. Cerré los ojos y me recosté sobre el respaldo del asiento. Para cuando me di cuenta una mueca parecida a una sonrisa comenzaba a formarse en mi rosto. Luego de un rato observe que mi abuelo ya no estaba sentado en su sillón.

Me asomé a la puerta, con mucho cuidado para que nadie notara mi presencia; y ahí permanecí, escondida, hasta que terminó el tema. La visión que se presentaba ante mis ojos era hermosa.

Verte bailar sólo, despojado de problemas, disfrutando cada nota, sintiendo el ritmo que se apoderaba de tu cansado cuerpo... El tiempo había detenido su curso en el placer de tu rostro envejecido, que se había quitado años y dolores de encima. Tus ojos brillaban con picardía recordando el esplendor de tu juventud y tu amor incondicional a la vida. Tus caderas habían olvidado el malestar en aquel momento ¡Tanta era la emoción que tenías! que hasta el color de tu piel había cambiado su tonalidad. El clima de la casa se había transformado. La abuela movía sus caderas descontroladamente en la cocina y reía, sólo, por verte tan emocionado.

Nunca te había visto bailar viejo querido, ciertamente lo hacías muy mal. Yo ya no podía parar de reírme y llorar al mismo tiempo. Hacías muecas como el mejor bailarín desarrollando su mejor actuación, cuando en realidad, tus pies se pedían mutuo permiso para moverse, muchas veces sin lograr ponerse acuerdo. Nada de esto te importaba, y yo agradecía que así fuera.

Esa mañana no lo supiste, la abuela tampoco. Yo ya no podía partir y dejarlos, no podía perderme otro espectáculo como el que me habías obsequiado.

Verte bailar así, había cambiado mi mundo. Nuevamente, se había encendido una luz en mi corazón, me habías regalado el deseo de ser feliz...

Y de vivir plenamente.

FIN

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