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El Hechizo



Tanitani[i] siempre se distinguió del resto. Se disfrazaba a escondidas con las polleras y las mantillas que la abuela guardaba en el raído cofre de madera y herrajes repujados, en esa buhardilla que ocupaba. A la hora de la siesta, el sol caía a plomo sobre el valles de la cordillera Vilcabamba[ii], durante aquellas largas vacaciones en la casa grande de Ecuador. Aquel era el momento en que lográbamos escaparnos del control de los mayores. Tanitani se nos aparecía imitando a la vieja.

Éramos cinco, todos hijos únicos de las cinco hijas de la célebre hechicera del poblado. Hermosa y solitaria mujer en su mocedad; sin embargo para esas épocas ya era imposible profetizar su edad. Pequeña y sutil en el andar, parecía desplazarse sin que sus pies rozaran las piedras de los senderos. Las opacas y redundantes telas con las que envolvía su piel aceitunada la tornaba a nuestra vista de niños, más inabordable.

Parca, apenas aparecía en familia, y sólo nos dejaba acompañarla cuando recogía la hierba o las flores, y a veces los insectos que en su alambique y a solas, convertiría en elegantes aceites y licores con volátiles torbellinos de aromas; azulados o verdosos, ácidos o temblorosamente dulzones; según la necesidad de conquista o cortejo de la dama solicitante.

Sabíamos por Tanitani que era gustosa de madrugar. Al clarear el día y únicamente en esas horas, la abuela Gúndula ponía en marcha el destilador de cobre, una vez que hubiera completado la anterior destilación, unos días atrás. No era sencillo, recolectar los ingredientes apropiados para las esencias requeridas por el brebaje del amor; podíamos adivinarlo al ver que se agudizaban sus arrugas.

La sala de las esencias, a un lado de la casa grande estaba en el altillo, el mismo se hallaba vedado tanto para nosotros como para el resto de los adultos. Pilones de grises matas, ramas de arbustos, y flores coloridas y secas, se acumulaban debajo de la ventana que dejaba ver las viejas tejas cubiertas de humus. Más allá los destellos de las vertientes del Chamba[iii] relucían entre la exuberante vegetación. En la mesa, enorme y central, persistían acomodados en fila, una inmensidad de frascos con moscones disecados y otros con polvillos de alas de mariposas de infinitos colores. Nunca supe descubrir cuándo los agregaba en las preparaciones.

Al fondo del paisaje, el prado sagrado. La hermosa silueta rocosa del Mandango[iv] supo lucirse a la par de la sombra de la anciana, en los rosados atardeceres. Pero, en aquellas locas siestas bailábamos los cinco, al son del zumbido invisible de los verdes moscardones.

Los más chicos nos preparábamos para espiarla, cuando Tanitani nos advertía que la abuela estaba alistando los preparativos para una nueva ceremonia. Las rendijas de la pared de madera de aquel viejo altillo nos brindaba las imágenes más misteriosas de la anciana leyendo amarillas hojas escritas en letra antigua. Husmeábamos hasta que alguna de nuestras madres nos descubría.

Luego nos íbamos al antigal[v] a recrear el ritual, el Chaquilu[vi] acercaba unas ollas desechadas por las cocineras. Éstas simulaban el alcántara. El Chilikote[vii]se encargaba del ramillete de pastos y yo llegaba secundando a Tanitani, ya convertida en hechicera.

Pero el Kirushu[viii] se quedaba siempre a un costado, observando entre espantado y atraído sin despegar sus ojos de Tanitani. No se rendía al seductor juego de brujas, hechizos, esencias y fantasías. A veces pensábamos que le daba miedo ver a Tanitani ataviada como la abuela Gúndula.

Quizás Tanitani, quien por su ambiciosa curiosidad era la más astuta para escabullirse, supo el secreto de la fórmula para agregar el componente de insectos disecados y obtener la pócima del amor. Pero nunca lo reveló.

Hoy, mientras el espíritu de la abuela hechicera ronda la vieja buhardilla miro a través de la ventana. Allá está Tanitani bajo el sol del otoño que casi no proyecta sombra, acercando a Kirushu una fina copa de licor.




[i]Tanitani: Flor silvestre y nombre de una de las primas.

[ii]Vilcabamba: Cordillera de Ecuador y denominación de ciudad austral de Ecuador.

[iii] Chamba: Denominación de río de Ecuador.

[iv]Mandango: Denominación de cerro rocoso de Ecuador.

[v]Antigal: Lugar antiguo.

[vi]Chaquilu: Patón. Calificativo por pie grande y mote de uno de los primos.

[vii]Chikilote: Insecto Grillo y nombre de uno de los primos.

[viii]kirusho: Ave Búho y nombre de uno de los primos.

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