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Gotan I



Uno a uno fueron llegando a la fonda del Viejo Ramón. No sabían que sucedía. Todos los parroquianos respondieron a la cita.

Ramoncito, hijo del Viejo Ramón entró empujando la silla de ruedas con su padre. Éste se encontraba más cerca del arpa que del violín, Pidió que se acercara y murmuró:

- Adiós muchachos, Mano a mano hemos quedado ya no habrá Mentiras.

En ese instante Sus ojos se cerraron y un pesado Silencio los invadió.

Uno de los parroquianos se acercó al tocadiscos, buscó el long play de Carlos Gardel, con sigilo ubicó la pua en el cuarto surco, la voz del Morocho del Abasto invadió la fonda cantando Mi Buenos Aires querido.

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